Todo sobre pruebas de usabilidad

Qué, por qué, para qué, cuándo, cómo y cuáles son los pasos para hacer pruebas de usabilidad exitosas

Mel Baudon
4 min readOct 4, 2021

¿Qué es la usabilidad?

Según usability.gov, es la calidad de la experiencia del usuario cuando interactúa con productos o sistemas, incluyendo sitios web, software, dispositivos o aplicaciones.

Que algo sea “usable” quiere decir que funciona bien y que alguien con pocas habilidades y experiencia con el producto puede usarlo para el propósito previsto sin frustraciones ni obstáculos.

¿Por qué un producto tiene que ser usable?

Las interfaces digitales, como una app, una web; necesitan ser usables. Deben serlo. La usabilidad se traduce en permanencia de los usuarios en un sitio, lo que luego se deriva en más conceptos más y menos comerciales, como la conversión, la experiencia de uso y la fidelización de usuarios con una marca. Por el contrario, la no-usabilidad solo trae abandonos: usuarios que abandonan un sitio porque no entienden qué deben hacer en él, porque no pueden completar una tarea, porque no pueden corregir un error; por lo tanto, deriva en números negativos para las finanzas de la marca. Es muy probable que un usuario que tuvo una mala experiencia en una interfaz no la frecuente de nuevo.

¿Y qué son las pruebas de usabilidad?

Son instancias donde evaluamos determinados aspectos de nuestro producto con usuarios reales. Implican observar el comportamiento de los usuarios cuando intentan completar tareas específicas, como efectuar una compra, llenar un formulario, etc.

¿Por qué las hacemos?

No sólo porque necesitamos medir y validar la eficacia de nuestras acciones en la interfaz, sino porque garantizar la usabilidad de un producto es una condición para su supervivencia. Si es difícil de usar, la competencia desarrollará uno que no lo sea.

¿Para qué las hacemos?

Para buscar feedback por parte de nuestros usuarios. Gracias a esos comentarios, podremos mejorar e iterar el producto para cumplir nuestro gran objetivo: brindar una buena experiencia.

¿Cuándo las hacemos?

En todo momento. Lo mejor es hacer pruebas desde que estás creando el proyecto (fase de diseño formativa), para así validar tu idea desde el inicio antes de invertir más recursos; hasta la fase final (fase de diseño sumativa), para comprobar la usabilidad real antes de lanzarlo al mercado.

Ahora, ¿cómo las hacemos?

Según el contexto de uso en que se utiliza tu producto, podemos dividir las pruebas en:

  • Pruebas naturales, que intentan reproducir las condiciones reales en las que se consume tu producto, sin brindarle ayuda ni soporte al usuario (como las pruebas A/B).
  • Pruebas escritas, donde expresamente le damos al usuario una serie de tareas a completar. Estas pruebas pueden ser moderadas (donde guiamos al participante) y no moderadas, presenciales y remotas.
  • Y pruebas híbridas, que son una combinación entre naturales y escritas.

Mitos alrededor de las pruebas de usabilidad

La expresión “Hay que invertir mucho dinero” es una falacia. Quizás antes era caro, porque tenías que tener un laboratorio equipado para hacer pruebas, hoy en día sólo necesitás tu computadora. Ni siquiera hace falta que te encuentres en el mismo lugar que tus usuarios, podés hacer pruebas de manera remota. Existen varias herramientas para ello, como User Testing y UXCAM.

“Hay que invertir mucho tiempo”. El tiempo que te lleva hacer una prueba de usabilidad será, en absolutamente todos los casos, muy inferior al tiempo que te lleve rehacer los cambios una vez aplicados. Por el contrario, no hacer pruebas de usabilidad sale muy caro y demanda mucho tiempo. Testea, siempre.

Paso a paso para una prueba de usabilidad exitosa:

  1. Define los objetivos: para qué y con quiénes estás haciendo la prueba.
  2. Define las métricas a analizar: qué datos queres recopilar.
  3. Define el tipo de prueba que vas a usar: naturales, escritas, moderadas, etc.
  4. Crea documentación inicial: te servirá para el posterior reporte de la prueba.
  5. Define las tareas: las acciones específicas que necesitas que el usuario complete.
  6. Recluta participantes: lo ideal es que sean similares a los usuarios reales de tu producto o proto persona.
  7. Conduce la prueba: dales la bienvenida a los participantes, explícales por qué necesitas su ayuda, qué usos tendrá la información que proporcionen, etc. Introdúcelo en la tarea.
  8. Analiza los resultados: analizar tus anotaciones y las métricas que trazaste al principio te permitirá organizar la información para que puedas estudiarla y avanzar al siguiente paso.
  9. Presenta las recomendaciones a tu equipo: en este último paso te toca presentar las conclusiones e idear posibles soluciones a los problemas detectados durante la prueba. No tienen que ser las soluciones definitivas, esa puede ser otra etapa en sí misma.

Antes de irme, te dejo estas plantillas en Google Drive que te servirán como base para crear tus propias pruebas de usabilidad y documentar el proceso.

No te olvides de esta frase que resume todo: “Tú no eres tu usuario”. Pon a prueba tu producto, siempre. Porque, si estamos haciendo UX sin hacer pruebas con usuarios, ¿realmente estamos haciendo UX?

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Mel Baudon

Diseñadora de Productos Digitales. Creo que la tecnología puede revolucionar la forma en que las personas aprenden, se comunican y crean.